“… aquí las lecciones no te llegarán por correspondencia”, era lo que Michelle había escuchado una y otra vez de parte del amigo. En esta situación, con cualquier otra persona, correría a donde él a preguntarle qué hacer. Obviamente en este escenario no aplicaba eso, si quería jugar tendría que hacerlo con sus propios recursos.
Todos en ambiente… tragos van, tragos vienen. El payaso de turno le pregunta “¿Qué te pasa? Te noto distraída”, a lo que respondió [con sonrisa hollywoodense]: “Nada… tráeme otro Flirtini pliss”.
Desde su primera cita no había sentido esa sensación de espera, ese sentimiento de inseguridad acompañado de la pregunta ¿qué me está sucediendo? […]
La servilleta del trago ya no admitía más diseños cuando… no de repente… su blackberry comenzó a blinkear.
-Amigo: ¿En qué piensas?
[Pregunta que, utilizada en el momento correcto, agiliza el proceso]
-Michelle: En que “la vida es dinámica”.
[Pregunta que, utilizada en el momento correcto, agiliza el proceso]
-Michelle: En que “la vida es dinámica”.
-Michelle: Estamos en casa de Joanna… deja el vicio!
[Reactivación del plan A]
[Reactivación del plan A]
-Amigo: Termino como en una hora… nos vemos allá. Y si andas con alguien que se aguante… quiero bailar contigo. [Aggressive player]
–Michelle: jeje… no hay problema. [semi bluff]
Dos líneas bastaron para cambiar por completo el semblante de Michelle. Ahora su actitud era completamente diferente; con esa calma que da la seguridad… que te permite ver todo desde arriba.
Fue al baño a confirmar que su peinado y rostro estuvieran en orden. Retoque de su L Eau D Issey (Issey Miyake) y de vuelta al campo de batalla.
Imagen: Over the town – Chagall