Al regresar, Michelle notó una reacción extraña en las amigas. Tan pronto llegó se separaron y terminaron algún tema. Fue aquí donde su instinto le dijo: Mejora tu estrategia. El payaso hablándole de quién sabe qué; ella en uno de esos momentos en los que todo queda en silencio hasta que algo en tu cerebro hace click.
“Me tengo que ir que se está haciendo tarde y no quiero escucharle la boca a mi mamá”… y como soldadito de cuerda, el payaso procedió a llevar la princesita a su casa. […] La próxima línea que iba a escribir en su bbchat determinaría, como mínimo, los próximos tres meses de su vida.
-Michelle: Cambio de planes… me voy a mi casa.
[Todavía no se sabe con certeza qué tan consciente estaba de lo perfecta que le quedó, pero así fue]
-Amigo: NO! Te quiero ver hoy!
-Amigo: NO! Te quiero ver hoy!
[Por eso fue perfecta… puso la combinación exacta de palabras para que una persona que tiene todo calculado entre en incertidumbre]
-Michelle: Puedes pasar un rato si quieres.
-Amigo: ¿Qué llevo?
-Michelle: No te preocupes… le robo un vino a mi papá.
-Michelle: Español claro está 😉 [Nunca está de más saberlo]
-Amigo: Salgo para allá ahora mismo.
-Michelle: Ok.
[…] El aroma de ella lo guiaba por la oscura casa, conduciéndolo hacia el “spot” de esa noche – que quizás sería el mismo de muchas más por venir – : un mueble en el gazebo al lado de la piscina. Se quitó sus tacos y se recostó cómodamente. ¡Cuánto le divertía ver al amigo disfrutarla visualmente de abajo hacia arriba sin perder ningún detalle!
Descorchado el vino – vamos al grano.
-Amigo: Y… ¿por qué el cambio de planes? [Aggressive Player]
-Michelle: ¿Qué?… ¿Estás incómodo? {Sonrisa} [Super aggressive]
-Amigo: No… sólo algo sorprendido. [El amigo está debajo del camión]
-Michelle: ¿Por qué? [El camión está acelerando]
-Amigo: Porque me sacaste de mi equilibrio mental. [La sinceridad algunas veces tiene el poder de un gato hidráulico]
-Michelle: {Sonrisa priceless} [Ni el telescopio espacial Hubble sabe exactamente dónde está Michelle en este momento]
Era la sonrisa que el amigo había estado esperando desde aquel día en su primera clase de introducción a economía. Esa mirada de sumisión absoluta… definitiva; fiel indicador de que a partir de ese momento cualquier cosa que sucediera sería algo poético, digno de ser escrito… no una simple exhibición.
Se acercó lentamente a ella como si el tiempo que tenía esperándola no había sido suficiente y le plantó uno de esos besos que dividen la vida en un antes y un después. Para bien o mal del amigo, él también quedó hechizado. ¿El resto?… para entenderlo bien hay que saber lo que sucedió unos meses atrás, el día de San Valentín.