El novio de Joanna tenía el body language de un niño de 8… se le notaba a kilómetros la incomodidad; no soportaba ver a su novia feliz en una conversación a la que él no estaba acostumbrado. El amigo tenía su radar de ataque inminente pestañando en todos los colores. Aquí, la joya de la noche…
-Novio de Joanna: Con todo ese conocimiento tú podrías estar con cualquiera ¿no? {Intento de sonrisa burlona}
Primero, entendamos cómo el amigo ve estas situaciones:
El amigo siempre había tenido problemas con este tipo de personas. Algo que lo ayudaba bastante a enfrentarlas… las palabras de su maestro, aquel día en su primer juego serio de ajedrez:
“Muchos piensan que los jugadores de ajedrez van creando estrategias en cada juego y eso no es del todo cierto. Los que conocen el juego saben que es tanto saber improvisar como tener buena memoria, muy buena memoria; recordar las salidas, recordar cómo estaban colocadas las fichas en determinado momento… y recordar qué hacer en la posición que te encuentras. Aunque los juegos sean distintos, si tienes buena memoria te toca improvisar menos.”
… como él había estado en esta situación muchas veces, no era ciencia de cohetes.
Michelle y Joanna conocían muy bien al amigo; sabían que lo próximo que iba a hacer era una de dos: Ponérsela en china ó colocarla en un lugar indefinido para que dure más buscándola. El amigo seleccionó la segunda.
-Amigo: Es posible que sí, es posible que no… pero hay algo que no sabes.
-Novio de Joanna: A ver… ¿El qué?
-Amigo: Lo único que no se puede seducir es a una mujer feliz. No importa el idiota que tenga al lado, si es feliz con él puede venir Casanova y se va en blanco. ¿Sabes cuál es tu misión en ese aspecto?
-Novio de Joanna: ¿Cuál?
-Amigo: Que no sea muy fácil convencerla de que no es feliz.