No, no, no… un momento – interrumpe Sarah – háblame más sobre los exes…
Los demás entendieron de una vez su inquietud (los ex issues de Sarah no eran un secreto para nadie), así que aceptaron hacer una pausa. Gaby y Laura se pararon por más alcohol…
-Carlos: ¿Qué quieres saber?
-Sarah: Que abundes… ¿Cómo es eso de que hay ciertos vacíos que no se llenan fácilmente; que hay un error en las defensas del infiel o un acierto en la seducción del amante?
-Carlos: Bueno… se trata básicamente de lo que en el mundo de la seducción se conoce como Anclaje. Los publicistas “slash” expertos en marketing entienden de una vez el juego, que no es algo exclusivo de los seductores; todos utilizamos anclaje de una forma u otra, la diferencia es que el seductor sabe cómo triplicar el efecto. Es algo casi metafísico.
-Sarah: ¿En español?
-Carlos: ¿No te sucede que en ciertos momentos, sin explicación aparente, estás en un lugar o escuchas una canción, por poner un ejemplo, y te llega a la mente esa persona? No el recuerdo normal de la pregunta ¿en qué estará fulano?… sino algo bien vivo, algo que despierta tus deseos.
-Sarah: Sí…
-Carlos: Eso es anclaje… asociar esos deseos con determinado estímulo: visual, auditivo, olfativo, etc. La idea es que cuando vuelvas a recibir ese estímulo te venga a la mente esa persona.
-Sarah: ¿Quieres decir que cuando recibo ese estímulo salgo a buscarlo?
-Carlos: Depende de la experiencia general que hayas tenido con esa persona. El anclaje se puede estudiar objetivamente, pero tu reacción depende de muchos otros factores: ¿Qué tanto te gustó? ¿Cómo ves a esa persona? ¿Quisieras verla de nuevo? etc. Las anclas garantizan el recuerdo… pero no tu reacción inmediata a ellos; ahí entran en juego otros escalones de la seducción.
-Miguel: ¿Cómo se supera un anclaje?
-Carlos: Esa es la magia de esto; hay muy poco que la víctima pueda hacer al respecto. Sólo la competencia del seductor puede romper el hechizo, y en estos días la creatividad no aparece en cualquier esquina. Intentando anclar traen los recuerdos del que ancló primero… apenas logran distraer momentáneamente; tan pronto pasa la novedad todo regresa al punto de inicio.
-Sarah: Ya… ahora entiendo.
-Carlos: Otra cosa… no todo el mundo es “anclable” con la misma facilidad. Para introducir un ancla con éxito es necesario que la persona se encuentre en un estado bien receptivo. Si son muy volátiles, bullosas, escépticas o con problemas de atención anclar es más difícil.
-Miguel: ¿Algún tip?
-Carlos: Ya dije lo más importante… se necesita que esté receptiva. La forma más simple de poner a una persona en estado receptivo es moverla sutilmente del estilo que domina, sin llevarla a un estado de incomodidad porque entonces estará a la defensiva.
-Miguel: Interesante.
-Sarah: Última pregunta: ¿Las anclas tienen que ver con el tiempo que duró la relación?
-Carlos: De las que estoy hablando no… las relaciones prolongadas tienen un ancla más pesada llamada costumbre. No es que tu ex sea mejor en lo que buscas, es que sólo entiendes esa forma y no eres muy dada al cambio…
-Sarah: Que abundes… ¿Cómo es eso de que hay ciertos vacíos que no se llenan fácilmente; que hay un error en las defensas del infiel o un acierto en la seducción del amante?
-Carlos: Bueno… se trata básicamente de lo que en el mundo de la seducción se conoce como Anclaje. Los publicistas “slash” expertos en marketing entienden de una vez el juego, que no es algo exclusivo de los seductores; todos utilizamos anclaje de una forma u otra, la diferencia es que el seductor sabe cómo triplicar el efecto. Es algo casi metafísico.
-Sarah: ¿En español?
-Carlos: ¿No te sucede que en ciertos momentos, sin explicación aparente, estás en un lugar o escuchas una canción, por poner un ejemplo, y te llega a la mente esa persona? No el recuerdo normal de la pregunta ¿en qué estará fulano?… sino algo bien vivo, algo que despierta tus deseos.
-Sarah: Sí…
-Carlos: Eso es anclaje… asociar esos deseos con determinado estímulo: visual, auditivo, olfativo, etc. La idea es que cuando vuelvas a recibir ese estímulo te venga a la mente esa persona.
-Sarah: ¿Quieres decir que cuando recibo ese estímulo salgo a buscarlo?
-Carlos: Depende de la experiencia general que hayas tenido con esa persona. El anclaje se puede estudiar objetivamente, pero tu reacción depende de muchos otros factores: ¿Qué tanto te gustó? ¿Cómo ves a esa persona? ¿Quisieras verla de nuevo? etc. Las anclas garantizan el recuerdo… pero no tu reacción inmediata a ellos; ahí entran en juego otros escalones de la seducción.
-Miguel: ¿Cómo se supera un anclaje?
-Carlos: Esa es la magia de esto; hay muy poco que la víctima pueda hacer al respecto. Sólo la competencia del seductor puede romper el hechizo, y en estos días la creatividad no aparece en cualquier esquina. Intentando anclar traen los recuerdos del que ancló primero… apenas logran distraer momentáneamente; tan pronto pasa la novedad todo regresa al punto de inicio.
-Sarah: Ya… ahora entiendo.
-Carlos: Otra cosa… no todo el mundo es “anclable” con la misma facilidad. Para introducir un ancla con éxito es necesario que la persona se encuentre en un estado bien receptivo. Si son muy volátiles, bullosas, escépticas o con problemas de atención anclar es más difícil.
-Miguel: ¿Algún tip?
-Carlos: Ya dije lo más importante… se necesita que esté receptiva. La forma más simple de poner a una persona en estado receptivo es moverla sutilmente del estilo que domina, sin llevarla a un estado de incomodidad porque entonces estará a la defensiva.
-Miguel: Interesante.
-Sarah: Última pregunta: ¿Las anclas tienen que ver con el tiempo que duró la relación?
-Carlos: De las que estoy hablando no… las relaciones prolongadas tienen un ancla más pesada llamada costumbre. No es que tu ex sea mejor en lo que buscas, es que sólo entiendes esa forma y no eres muy dada al cambio…
[…]
¿Contenta? – pregunta Gaby –
-Sarah: Sí… puedes continuar.
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