Maria, Maria

Maria, Maria

“Never let the fear of striking out
keep you from playing the game.”

No se cuentan nada: ex issues, nombres de viejos amigos, recuerdos… ni siquiera la salida del fin de semana anterior con los primos. Es como si cualquier acontecimiento pasado sólo sirviera para acercarlos a ese presente absoluto, de ellos dos y nadie más. Acumulan opiniones, dudas… dramas. En lugar de arruinar ese presente con una conversación potencialmente irrelevante, la solución de ellos es ahogar todo en los bares de Williamsburg, Soho o Greenwich Village; ella a punta de mojitos y él con Glenlivet. Aunque ya no fuman, necesitan salir cada tres o cuatro tragos. Aprovechan el viejo ritual para socializar con los fumadores que, turistas o no, casi siempre tienen buenas historias. Es de los pocos momentos en los que aprenden cosas nuevas sobre sus pasados: entre preguntas y respuestas con los borrachos de turno.Terminadas las historias, deciden si se quedan o pasan al siguiente bar.

No se cuentan nada: la maestría, bien; el trabajo, bien; la familia, bien; la amiga que siempre tiene un problema, todavía respira. Sin silencios incómodos. Mientras caminan por una ciudad que nunca tiene dos noches iguales, hablan de los viajes que harán: Canadá, Argentina, Italia, Cartagena, Punta Cana. Los pasajes comprados con mucha anticipación ayudan: “tenemos que visitar este lugar”, “¿Qué carro rentamos?”, “El hotel que te digo tiene mejores reviews”. Así avanzan la noche… transformando alcohol en sueños, en aventuras que serán los recuerdos del futuro… de ellos dos y nadie más.

Continuará.