—“¿Qué es lo que quieres conmigo?”— Preguntó con inútil cara de serio.
Ella entretuvo por unos segundos la idea de responder. Aún hablando el mismo idioma, era muy difícil que coincidieran en la interpretación.
Partiendo de esa pregunta, ella entendía que debía contestar a lo siguiente: “¿Qué lo diferencia a él de todos los anteriores?” El tipo de necedad que siempre respondía con la curva más incómoda de digerir en mundos lineales como los de él… una sonrisa.
—“Decide. No podemos seguir así.”— agregó, confiado de que cualquier conjunto de palabras con sabor a ultimátum la obligaría a firmar el cheque en blanco.
Ella no tenía ningún problema reanimando una relación ahogada en preguntas desconcertantes, siempre y cuando no se sintiera atrapada. Incluso en tiempos de pandemia, en los que hay que tener paciencia adicional con el que pierde el juicio primero, su libertad era más importante. Era lo único que le quedaba después de sacrificar libros, canciones, dibujos y nostalgias para reducir la velocidad a la que se distanciaban intelectualmente.
Quería sentirse libre y él no tenía tecnología alguna que pudiera ayudarla. Repito, era difícil que coincidieran en la interpretación. Palabras como “opinión”, “espacio” o “ignorancia” a él le resultaban muy abiertas, imposibles de contextualizar utilizando tan puntual diccionario. Los silencios… sencillamente insoportables.
De ahí su incapacidad de elevarla sin destruirla.
Continuará.
Featured image: “Fly me to the moon” by KAVA