Casanova Monroe

Infideliwhat? [Cuarta parte]

-. El infiel .-
La infidelidad desata fuertes emociones en los participantes. Iniciando con el infiel, podemos notar cómo cambia de personalidad tan pronto comienza su nuevo idilio. Si cuando se enamoró de su pareja sintió mariposas en el estómago, con su amante siente caballos de paso fino.
Es en ese momento en el que se puede ver el “aura del infiel”: se le entra un aire de algo entre James Bond y Casanova – Cleopatra y Marilyn Monroe… en fin, todo menos lo que realmente es. Unos días atrás no tenía modales, le importaba tres pitos ponerse lo primero que encontraba en el armario, ¿gimnasio? ¿qué es eso?… de repente tuvo una revelación divina: mejora la ropa, péinate, perfúmate, el vino es saludable, esa panza no va.
En ese despliegue de masculinidad/feminidad es que atrapan a los infieles más tontos. Piensan: “Ya no tengo que discutir… yo gusto, tengo opciones” [prepotencia]. L@s más veteran@s en el juego saben que las relaciones prolongadas siguen un patrón, un horario, una costumbre… cambiar drásticamente no es buena idea. ¡Por algo se le llama “relación estable”!
Ahora bien, pongamos que logra pasar la primera etapa con éxito; que nadie notó cómo de repente habla de cosas diferentes, le gustan cosas diferentes, reacciona diferente, etc… viene la segunda etapa: Establecerse, ajustarse en sus costumbres.
Tiene que acostumbrarse a cambiar de guión rápidamente: con una llamada se convierte de Clark Kent a superman – de Diana Prince a la mujer maravilla. Deja de ser mortal porque la gracia de los cuernos, en esta etapa de la infidelidad, es que su amante sólo le dice cosas positivas… no tiene que chuparse que ronque como un cerdo, su repertorio de chistes malos, sus shows, su drama, su mal humor y sus resacas.
Pasan días, semanas o meses… hasta que un día, así todo filosófico, se desgastan… termina el efecto de la droga y piensan: “Antes tenía un problema en la casa y una solución en la calle, ahora tengo dos problemas” Etapa tres.
¿Y aquí qué? Algunos dejan la opción A y se van con la opción B; otros mandan al carajo la opción B y siguen con la opción A; otros siguen con la opción A, dejan la opción B en el limbo y buscan una opción C. Pocas veces ocurre como en la historia de Amor y Pasión…
Yo era incapaz de elegir. Primero estaba Pasión, con una tanga rojo verbena y unos zapatos de tacón, desviviéndose por llamar mi atención, loca por poseerme. Provocándome y seduciéndome día a día, utilizando la imaginación para retenerme, sorprendiéndome en cada cita. Y luego, ahí estaba Amor.
No, a amor no le gustaba el rojo… decía que el rojo era de “putón” de terceras y usaba braguitas blancas con lacitos rosas. Bueno, no era lo mismo pero tenía su encanto… al igual que sus mocasines marrones.
Amor me decía cosas dulces al oído, me mimaba, cuidaba de mí. Cuando me sentía desgraciado, allí estaba ella  con sus mimos y unos espaguetis a la carbonara. Con Pasión nos íbamos de copas, a bailar, teníamos sexo encima de la lavadora y de pie en el ascensor; hacíamos mucho ruido y yo, en los momentos de placer, gritaba como un loco y la llamaba por su nombre entero: Oh sí Pasión! Eres increíble, increíble! Oh Pasión! María de las Pasiones!!!
Y los días pasaban. Cada día estaba más confundido; por más que lo sopesaba, no podía decidirme por una de las dos: ¿Amor o Pasión?…Uf! Estaba en medio, entre la espada y la pared. Una me daba seguridad y la otra me hacía sentir vivo.
Yo estaba loco por Pasión, pero no podía vivir sin Amor. Amor no me daba lo que me daba Pasión y Pasión no era muy amorosa que dijéramos; a ella le iban más las miradas salvajes y las sábanas, las noches de fuegos artificiales. A Amor le gustaban los atardeceres, las velas, las caricias antes del sexo, los besos tiernos y suaves… Me estaba volviendo loco!
Después de muchas noches sin dormir y miles de dudas, de muchos meses tanto de satisfacción como de preocupación, dejé primero a Pasión y luego a Amor.
Nunca les confesé todo aquello, ni existencia la una de la otra, pues tampoco lo sospechaban…  ¿para qué hacerlo más complicado y doloroso? Sólo les dije que estaba confundido… así las dos pasarían a odiarme y podrían olvidarme más fácilmente. Mientras, yo, me quedaría con Soledad.
-Fin-
¿Y l@s que no son capaces de tomar una decisión?  Uno de los próximos dos personajes decidirá por ell@s.