Mientras celebren los vencedores su motivo
y suprima la evidencia hechos y realidad
y encuentre el forastero asiduo una mujer
y admita cualquier beso que es posible Aranjuez
y acentúen los amantes su amor, empedernidos,
y aparezca quien prometa la coincidencia
y estén las musas de parte de los recuerdos,
habrá poesía, Alibeth, habrá poesía.
Son tiempos aciagos, años sin piedad.
No hay espacio, lo sé, dónde fortalecer
talones ni atrapar la plenitud de Sócrates.
Sin embargo, tu palabra sigue esquiva,
huraña, indómita en su origen; invencible
como piedra que resiste escudando sus entrañas.
Mientras haya un lamento sin razón
y niños y tierras abandonados tengan sed
y no exija la belleza si no ser amada
y desprevenida esa pubertad alcance luceros
y ocultemos los estragos a pleno sol
y tu imaginación vea todo por primera vez,
habrá poesía, Alibeth, habrá poesía.
Las palabras quieren ser ellas, decir otra
cosa en su sola identidad, conquistar
el destino luminoso, salir de esta lengua
en cuyo lomo arden y corren dentro
del poema, único lugar, constante Alibeth,
dónde combatir esta desesperanza.
Mientras sangren los derrotados con altivez
y nuevos dioses corrijan mi falta de ilusión
y subraye la atmósfera un grito particular
y enturbien claras resignaciones el nombre
y enorme una caída entregue su revés
y desbordante permanezca el asombro en tus ojos
y esporádicas predicciones se agrupen al anochecer
en definitiva habrá poesía, Alibeth, habrá poesía.