Lo mismo pudo sucederle a Itzhak Perlman o a Maxim Vengerov. Quizás Samvel Yervinyan, por su estilo exótico, tenga mejor suerte en un experimento como este… o Ann Marie Calhoun , por su talento y belleza. Lo que sí está claro, pueda usted reconocerlos o no, es que son los mejores violinistas del mundo.
Experimento:
¿Podría el común de los mortales distinguir entre Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, tocando su Stradivarius Gibson ex Huberman, de un simple aficionado que quiere sacarse algún dinerillo?
Eso es lo que se plantearon en The Washington Post y el resultado es que casi nadie se paró a mirarlo.
La pregunta es sencilla. ¿Tenemos tiempo para contemplar la belleza? Es más, ¿la vida moderna tiene más de moderna que de vida? El diario The Washington Post realizó un interesante experimento. Hora punta en el Washington Metro, el mejor violinista del mundo interpreta piezas magistrales con su stradivarius de 1713. Nadie se para.
El pasado viernes 12 de enero (2007), el joven músico Joshua Bell se instaló en el hall de la estación de L’Enfant e interpretó seis piezas de Bach y Schubert con su stradivarius ‘Gibson ex Huberman’(pieza única en el mundo). La actuación duró exactamente 43 minutos.
Expertos citados por el rotativo dijeron que al menos se formarían corrillos de unas decenas de personas para escuchar las notas de música que salieran del instrumento. Además, habían calculado, que la maestría del joven Bell le haría recaudar como poco unos 150 dólares. Pero la realidad fue otra.
En ese tiempo, en el que algo más de 1000 personas pasaron al lado de este violinista, no hubo corrillos en torno al genio, nadie le reconocía y entre lo recaudado se cuentan a penas 30 dólares.
La nota positiva la puso una mujer que se detuvo ante Joshua Bell y al terminar la pieza le dijo: “Te vi en la Biblioteca del Congreso. Fue fantástico. Ésta es una de esas cosas que solo pueden pasar en esta ciudad.”
Update: Los puristas de la música clásica y #elmalgustopredomina pueden dormir tranquilos. Ricardo Arjona intentó lo mismo y el resultado no fue muy distinto.
Moraleja: Si cuentas únicamente con la capacidad de las personas de ser selectivas y admirar lo bueno, te morirás de hambre. Las estaciones de trenes son tricky!
Via The Washington Post